Día mundial contra el Cáncer
CÁNCER Y ALIMENTACIÓN
El día 4 de febrero fue el Día Mundial contra el Cáncer, por lo que creemos conveniente concienciar a la sociedad sobre la relevancia que está tomando esta enfermedad en los últimos años y la importancia de llevar hábitos de vida saludables que ayuden a prevenirla. Es cierto que la mortalidad asociada al cáncer ha disminuido notoriamente en los últimos años, debido fundamentalmente a los avances médicos y técnicos, sin embargo, su incidencia es cada vez mayor.
Según la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) los tumores más diagnosticados son colorrectal, próstata, pulmón, mama, vejiga y estómago. En 2017 los nuevos casos estimados de cáncer en España han sido 228.482 y para 2035 se estima que habrá 315.413 nuevos casos de cáncer, lo que supone un aumento en la incidencia de la enfermedad del 38 % en un plazo de 18 años. Estas cifras resultan alarmantes, por lo que es fundamental hallar los factores de riesgo y actuar sobre ellos para conseguir que la incidencia del cáncer no siga aumentando de manera exponencial. Entre estos factores se encuentran: contaminación ambiental, tabaquismo, estilo de vida sedentario, obesidad, tipo de alimentación…
Aproximadamente entre 6.000 y 14.000 de los fallecimientos por cáncer en España son consecuencia de la obesidad y el sobrepeso, mientras que más de 32.000 muertes anuales por cáncer son debidas a una dieta inadecuada y al sedentarismo. La actividad física favorece el gasto energético y facilita el mantenimiento del peso en rangos ideales. Asimismo juega un papel importante en la prevención del cáncer de colon, que causa más de 13.800 fallecimientos en España todos los años.
Los tumores más relacionados con la obesidad son los de esófago, estómago, colon, mama, útero e hígado. Una alimentación saludable, el mantenimiento del peso corporal en los rangos adecuados y la realización de ejercicio físico pueden contribuir a reducir la incidencia del cáncer entre un 30 y 40%, fundamentalmente el de mama, colon y esófago.
Pero ¿Podemos paliar sus efectos y disminuir la velocidad de progresión con un cambio de alimentación?
Para contestar a esta pregunta primero debemos saber que las células tumorales utilizan mucha glucosa y tienen mecanismos para aprovecharla mejor que una célula normal. Siendo así, cabe pensar que reduciendo el aporte de glucosa en la dieta se frenará el crecimiento del tumor, mientras que el resto de células del organismo pueden usar otro tipo de combustible, como los aminoácidos presentes en las proteínas que ingerimos. La glucosa es un hidrato de carbono, presente en los siguientes alimentos: cereales, frutas, legumbres, patata, azúcar de mesa, etc. Si un enfermo de cáncer reduce la cantidad de hidratos de carbono que ingiere diariamente no eliminará la enfermedad, pero es probable que pueda controlar sus efectos y mejorar su calidad de vida.
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