La salud o la enfermedad, es un continuo dentro de nuestra línea de vida, y no puede entenderse como un todo o nada, ya que en este continuo, subjetivo e individual para cada persona, hay una serie de estados que determinarán o englobarán el nivel de salud o enfermedad percibido.
Estos estados abarcan desde entender la salud como una ausencia de malestar, pasando por conceptos como la vitalidad, la capacidad, la armonía y equilibrio y la seguridad o protección percibida. Como puede observarse, estos conceptos tienen una carga muy personal, y el poder de nuestra mente para focalizar en lo positivo o en lo negativo, será lo que determine el afrontamiento ante posibles adversidades y vulnerabilidades, como pueda ser el diagnóstico de una enfermedad aguda o crónica.
De esto, efectivamente, dependerá una buena adhesión al tratamiento y su eficacia y repercusión en nuestra calidad de vida.